Al lado de un gimnasio

Casi tengo cincuenta años y no puedo creer que haya sufrido una violación.
Hace dos semanas decidí tomar una coca cola con un chico del gimnasio. Guapo, pibón,… me gustaba. Me negué a darle un beso y ya no pude escapar. Tuve miedo. Miedo porque era más grande y más fuerte y con una mano, me sujetaba. Miedo porque de un coche bajaron más hombres y pensé que eran sus amigos (afortunadamente no fue así).
Miedo porqué me acordé que con 6 años, un niño mayor me había obligado en un descampado, a hacer algo que no quería y que con el tiempo descubrí que era una mamada.
Me ha tocado la autoestima y los primeros días, cuando fui al trabajo, no podía mirar a la cara a los demás. Pensaba que igual podrían leer algo en mis ojos y pensaba que tras sus ojos, a lo mejor había otra persona malvada.

No lo he denunciado, porque estoy casada y no se podrá entender.

Esta es mi historia que hoy me duele, pero que no podrá conmigo porque quiero superarlo, porque buscaré ayuda o haré lo que sea necesario para que esta putada se quede al menos, un poco ordenada en mi cabeza.

Publicado el 7/09/2014