La muñeca rota

Sabía que algo malo me había pasado, pero no lo tenía claro. Era una niña de 5 años que jugaba en la casa de la vecina con sus hijas. Aún hoy a mis 40 años lo recuerdo, es de los pocos recuerdos que tengo tan vivo, tan fresco. Estaba jugando, no se cómo pero el hombre ese -el tío de mi amiguita- me separó del grupo. Recuerdo el cuarto oscuro, pestilente, la cama horrorosa. Lo recuerdo encima de mí y aún hasta ahora tengo el recuerdo de que algo tibio me mojó. Luego me dió un caramelo y recuerdo sobre todo las miradas de mis amiguitas… Ellas sabían -estoy segura- lo que me había pasado. Siento sus miradas de reproche, eran pequeñas como yo, pero yo siento que ellas me culpaban o me señalaban como sí yo hubiera hecho algo malo. ¿O será que a ellas también les pasó?. Ese recuerdo me acompañó algunos años, en mi ignorancia no sabía que era «eso», sólo yo sentía que «era malo». Cuando tenía 9 o 10 años recuerdo que la monja del curso de religión nos dejó como tarea escribir una carta a Dios contándole todos nuestros pecados (¿no se suponía que él lo sabía todo?). Recuerdo que fue la primera vez que intenté definirlo, estaba confundida pero lo que tenía claro es que me sentía culpable, sentía que yo había «pecado». Y supongo que pedía perdón por ello. Todo ello me afectó en mi relación con los hombres, no podía relacionarme con ellos me moría de miedo, era una chica extremadamente tímida e insegura. Pero entendí lo que me había pasado. Ya más joven pude exorcizar los recuerdos y comprenderlo. Ya no me siento culpable e identifico al culpable…, pero nunca se lo he dicho a mi mamá y mi papá, pude hablarlo sólo con 3 personas. Ya no me duele ese pasado, creo que lo he superado.

Publicado el 6/02/2014