No se puede olvidar aquello que ni si quiera hemos aceptado

Ha llegado a un punto en mi vida, en el que estoy un poco cansada. Cansada de no darle importancia y de ignorar algo que considero que me ha dejado una huella importante. No tengo recuerdos muy claros, solo dos ocasiones. Mis padres trabajaban mucho y siempre nos quedábamos en casa de los abuelos paternos con el resto de primos, realmente pasábamos poco tiempo bajo supervisión de alguien adulto. La sensación de soledad es algo que recuerdo que persiste durante mi infancia y aún hoy. No sé muy bien si esto viene ligado a los episodios en sí, pero es un hecho. En fin, entre este ambiente familiar uno de mis primos de aproximadamente diez años o nueve años mayor que yo, comenzó a tener comportamientos extraños conmigo y recuerdo dos episodios, el primero fue en un chalet familiar bajo la piscina. Él me llamaba y me tocaba, yo recuerdo sentirme paralizada, bloqueada sin saber muy bien qué era eso y no me hacía sentir bien. El otro recuerdo que tengo es en su casa, él volvía a hacerlo y yo aquella vez no recuerdo muy bien qué dije pero sé que dije que no quería que lo hiciese más. Desde entonces, no volvió a pasar nada más que yo recuerde. Entre estos episodios no recuerdo muy bien si existe una distancia de años, o de meses, semanas. Solo sé que siento como si hubiese pasado algo más y no recordase. Durante toda mi infancia después de esto, recuerdo acostarme siempre pensando en lo mismo. Sintiéndome fatal, asquerosa y sucia, con vergüenza, y traté de convencerme que no había ocurrido. Hace unos años apareció la anorexia en mi vida y tras atar cabos me topé con esto. Con tratar de verbalizarlo. A pesar de que superé esta etapa, aún a día de hoy no consigo hacer que desaparezca el asco hacia mi misma.

Publicado el 5/09/2017