Casa de Campo, Madrid

No estoy del todo segura de que el lugar sea el que indico, pero uniendo los detalles que recuerdo es altamente probable que se tratase, efectivamente, de una zona muy poco transitada de la Casa de Campo.

Permanecí dos días con sus noches atada a un árbol con una cuerda, desnuda y manchada de sangre, tierra, etc. Mi agresor iba y venía. En ocasiones utilizó objetos para producirme más dolor.

Tenía diez años, y ni siquiera sabía en qué consistía realmente el acto sexual cuando aquello ocurrió.

Había tenido mi primera menstruación a los nueve años, por lo que físicamente habría sido posible que quedase embarazada como consecuencia de la agresión. Sin embargo, debido a las heridas sufridas, mi útero está demasiado dañado como para soportar un embarazo.

Escapé con ayuda de una mujer, una prostituta, que me encontró, en uno de los momentos en que mi agresor no estaba. No sé qué habría sido de mí de no haber logrado escapar. No sé si me habría soltado, o matado.

No recuerdo nada desde el momento en que aquella mujer me recogió hasta más de un año después. No sé si fui llevada a un hospital. Sé que tengo cicatrices que probablemente no estarían ahí de haber sido atendida médicamente. No sé si mi familia lo supo o sospechó en algún momento, ya que mi desaparición fue justificada por el agresor, que llamó a mi casa haciéndose pasar por el padre de una amiga para decir que pasaría el fin de semana con ella en la sierra.

Muchos años después supe que durante los meses previos a mi agresión algunas madres de mis compañeros de colegio habían estado viendo a un hombre siguiéndome de mi casa al colegio. Era evidente que sabía dónde vivía.

Veintidós años después, sigo sin ser capaz de volver a pasar por el callejón, muy cercano a mi casa (ahora casa de mis padres), en que ese hombre me dejó sin sentido de un golpe y me cargó en su coche.

Sigo sintiendo pánico ante la idea de volver a encontrármelo, de que me esté esperando para terminar lo que empezó.

Publicado el 10/01/2014